Españeta, estado fallido. La economía de subsistencia llama a vuestra puerta

 

Españeta, estado fallido. La economía de subsistencia llama a vuestra puerta

Mis apreciados españuelos:

Me han pedido estos ácratas que actualice mi artículo de 2009 “La senda del infierno”, pero va a ser que no. No me apetece, ahí se queda, con sus aciertos y sus errores, para curiosidad de los zoólogos. La novedad de la farsa covidiana (sí, sí, españuelos, el SARS-CoV-2 es una farsa cuya sombra arrojada en la caverna es idéntica a la de las restricciones inexorables que se aplicarían consecuencia del Peak Oil) y la crudeza del ataque que sufre la raza blanca y sus tradiciones en toda Europa, me llevan a enfocar mi salida de las catacumbas del beodo hacia el futuro más o menos inmediato de los españoles que, por su demostrada cobardía, estupidez, blandenguería y falta de solidaridad, llamaré desde ahora españuelos. Porque una cosa que me ha sucedido en este tiempo de silencio, leyendo a los peligrosos ideólogos de acratas.net, es el progresivo e inexorable convencimiento de que el Estado, a pesar de pagarme mi merecida pensión por la que he abonado un impuesto al trabajo durante 40 años, es el enemigo público número uno de los ciudadanos. El Estado Español y todos los demás, aunque en el Reino de Noruega se note mucho menos.

España es un estado fallido, un estado que tira tuerto como una escopeta de feria trucada y no acierta nunca en el blanco al que dice que dispara. Sin embargo, curiosamente, todos los plomos van al recolector de balines de la Cábala Financiera que hay detrás.

Pero ¿qué coño es un estado fallido?

Un estado fallido es aquél cuyos responsables durante los tiempos de bonanza se han dedicado a robar a manos llenas, a irse de putas caras, meterse cocaína por la tocha y darse gusto en el ojete, y no se han preocupado ni un minuto en preparar a la sociedad para afrontar una inexorable y predicha hasta la saciedad nueva situación económica estratégica energética, dura como la leña de olivo, para adaptarse a sus nuevos tiempos.

Son estados donde restos de estructuras de poder mantendrán un cierto orden en el futuro, pero en los que las condiciones de vida de la mayoría van a apestar como las bragas de la Chiqui, que las echó al wáter y salieron las ratas pidiendo bicarbonato. Lugares como Méjico, Venezuela, otrora grandes productores de petróleo, en tránsito hacia la miseria. Y no digamos ya Yemen, Sudán, Argelia o Nigeria. Son estados que de ser productores más o menos significativos de petróleo, han pasado al abandono. Lugares de caída rápida de la producción una vez superado su peak oil particular que ya solo sirven como consumidores. Y como consumidores no interesan y serán llevados al exterminio.

Españuela tampoco ha sabido aprovechar su situación de bonanza. En las postrimerías del franquismo, España era 8ª potencia industrial del mundo. Hoy es la 17ª, por detrás de Brasil y al nivel de Turquía, apenas una mierda seca pinchada en un palo. Derivó su potencial industrial hacia el sector turismo que ha llegado a representar antes de la crisis sanitaria el 12-13% de nuestro PIB. Pésima apuesta tras el Peak Oil internacional que, convenientemente disfrazado de pandemia viral, ha llevado a la quiebra a las compañía aéreas y a la guerra a muerte de Europa contra el vehículo privado. Nuestra casta política ha demostrado tener menos luces que la lancha del hachís. Pronto el turismo será un recuerdo arcádico del que hablarán en las plazas, apoyados en sus garrotas, los ancianos desdentados cuando no haya culos bonitos que mirar al paso.

Fondos alemanes están comprando hoteles en Baleares a 1/3 de su valor para reconvertirlos en residencias de ancianos de lujo especializadas en babeantes clientes gagá de buenas pensiones. Miles de inmigrantes sudamericanas –no españolas, que son enfermeras y prefieren chupársela a un médico a ver si lo cazan– vivirán de limpiar culos de alemanes con demencia senil. Y los beneficios se repatriarán a Alemania. ¡Donde hay madame no manda pingo! La actividad de mayor valor añadido de Españeta pasará a tener un valor añadido CERO.

Españeta no ha aprovechado la bonanza económica más que para aumentar el volumen del Estado, su personal enchufado inútil para todo servicio, la estratosférica corrupción, el enriquecimiento de élites de sinvergüenzas, construir aeropuertos inútiles y viviendas en lugares post-apocalípticos como Seseña.

Lo único aprovechable de la obra pública de Españeta son las infraestructuras de vía internacional para transporte de carga intereuropea. Las autopistas para camiones se irán degradando poco a poco, al compás de la desaparición de los gasóleos; se irán pareciendo cada vez más a la autovía Varadero-La Habana, donde, en mis buenos tiempos, perdí en un bache el eje de un todo terreno. La agonía del sistema va a ser más larga que la bragueta de una sotana.

Os voy a leer en la bola de mi huevo derecho de cristal, que es el bueno, el futuro de Españeta dentro de 30 años. Me pongo mis gafas de dioptrías atómicas, esperad. Es sencillo como el mecanismo de un abrelatas, basta con echar un vistazo a la “pirámide ” de edades. ¡Mira, ahí estoy yo todavía, soy ese viejo cabreado con el amenazante puño en alto!

¿Veis cómo la seta que es hoy la pirámide se va convirtiendo en un cilindro cada vez más estrecho que recuerda a una polla tiesa de juvenil verticalidad? La pirámide final de 2049 tiene tres protuberancias laterales cada vez menos pronunciadas. No son granos que le ha dejado el chocho de alguna puta poco limpia. Son los descendientes la una de la otra. Son tres generaciones separadas 33 años. Como debe ser. En 2049 habrá idéntica cantidad de españuelos de cada edad. Mira tú qué bonito, qué cosa más democrática, qué pocas hembras habrá que levanten la boina y lo que no es la boina. En 1950, la edad media de los españuelos era de 27,5 años. De 2045 en adelante será una media de edad constante de 53,2 años. Por cada niño recién nacido habrá un anciano de 85 años que morirá en ese preciso momento.

¿Cuándo nos quedaremos sin combustibles fósiles? En cuanto los pozos estén al 20%-30% de producción, porque serán requisados por los ejércitos. Sabed que los estados son sus ejércitos, cuya fuerza es la guerra dentro y fuera de sus fronteras. Y no se puede hacer la guerra sin combustibles fósiles en abundancia, como podría testimoniar Hitler, que por eso se lanzó sobre los pozos rusos en cuanto las 7 hermanas de la Cábala Petrolera embargaron a Alemania.

¿Cuál es el futuro de una sociedad tan envejecida, sin combustibles fósiles? Pues está tan claro como la sopa boba que las monjas le dan a los pobres: Hay dos soluciones y sólo desarrollaré de momento la primera:

El endurecimiento de las condiciones de vida de la sociedad españuela:

–Edad laboral tendente a los 16 años. Si ya tienes edad de follar con quien quieras, la tienes de trabajar. O como dijo Paulo de Tarso, “aquí, quien no trabaja no come”.

–Jubilación a los 75 para llegar a la incontrovertible meta de que no haya más jubilación que por discapacidad. Luego, más pronto que tarde, eutanasia y cementerio.

–Ocio de ámbito local, como en la URSS. Concierto subvencionado gratuito en el parquecito de la esquina.

–Legalización de drogas relajantes: opio, morfina, cannabis, alcohol*. Para quitar malas ideas de la cabeza de algunos inconformes ácratas.

–Prohibición de drogas excitantes: cafeína, cocaína, tabaco. Por la misma razón que el punto anterior.

–Prohibición del vehículo privado, aunque sea eléctrico. Se hará por la vía extractiva, con impuestos sobrecogedores.

–Transporte público obligatorio, lo que significará deficiente, incómodo, insalubre e impuntual, como todo sector económico en el que mete su hocico el Estado, sobre todo cuando lo público es obligatorio.

–Consumo de productos de proximidad. La política de puertos secos se irá al garete, excepto la constituida en nudos de ferrocarriles.

–Todo transporte será en la más perfecta horizontalidad, como el tren o el barco. Nada de subir y bajar cuestas del transporte con trailers y contenedores, que gasta mucho gasóleo. No es cosa de precio como creen los economistas recién salidos de la Universidad, sino de falta de crudo. (No importa el ROI, sino el EROI, la tasa de retorno energético).

–La vida de los españuelos de ciudad será del trabajo a casa y televisión todo el día. Dormir, comer, cagar y trabajar. Pensar, cero. Follar, casi nada.

–Vestiremos con la misma ropa vieja de años pasados, que parecerá que acabemos de salir de una foto familiar.

–Represión furibunda de la disidencia. Disidencia que se comprobará mediante IA en los móviles. Terrorismo crediticio. Los filántropos del Nuevo Orden Mundial son menos democráticos que la Filarmónica de Berlín tocando a Beethoven.

–Los españuelos entenderán a golpes que la vida en el campo es mucho mejor que en la ciudad. En el campo habrán de aprender nuevos oficios, ser capaces de construir, reparar, instalar, sembrar, recoger, criar ganado, administrar corrales…

–La pequeña propiedad autosuficiente será el salvavidas de muchas familias con auténticos padre y madre con dos cojones y un chocho bien puestos.

–Tener pareja resultará imprescindible en la vida rural. Y tener algún hijo o dos como cobertura para la vejez, al margen de la inútil SS que mostrará su peor cara: que no ha sido sino un impuesto al trabajo más que en 30 años habrá desaparecido.

–La vida municipal implicará la tímida vuelta de la atención a las políticas de cercanía; ya veremos cómo las aborta el Estado, ese nietzcheano perro que muerde con dientes robados. Porque el municipio ha traído siempre el recuerdo de la libertad ancestral de los 3 o 4 primeros siglos de Reconquista. Si existen tantas estructuras políticas por encima, comarcales, autonómicas, estatales y comunitario-europeas es precisamente para limitar la función municipal a la explotación sistemática de la población y robar a manos llenas. Democracia cero.

–No fiarse de las soluciones que digan tener los políticos. Mienten, mienten y después mienten. Fiarse de los partidos tiene más peligro que operarse de fimosis con un cirujano con hipo.

La segunda solución la comentaré en otro artículo, que éste me está quedando largo. Pero aviso que va a ser más desagradable que el escaparate de una ortopedia: La inmigración masiva de moronegros africanos convertirá Españeta en un apéndice de África y la etnia española desaparecerá a cuchillo o tras velos y chilabas que oculten la peste a sexo de meses sin lavar y orear.

Éste es mi puto vaticinio pergeñado en esta irrespirable primavera de 2021. Y si no os gusta, iros a tomar por culo con la bruja Nadia Calviño que os haga otro mejor, mientras vende vuestros prepucios a la Sinarquía Financiera Internacional como goma de mascar.

MALDITO HIJO DE PERRA

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(*) Mira tú por dónde, lo vengo practicando yo desde siempre y vienen a legalizarlo cuando ya casi me la sopla.


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