El lamentable estado de las FAS Turcas
El lamentable estado de las FAS Turcas y su posible papel como espada de Damocles de su caudillo.
Los
últimos cinco años, las fuerzas armadas turcas han sufrido cambios
fundamentales, producto de las limpiezas de ‘no afectos’ y las
destituciones, Cientos de oficiales superiores -más
o menos experimentados- del ejército han sido obligados a a
la renuncia, prejubilados, o directamente arrestados. Ello ha creado
agujeros graves en esferas como inteligencia, gestión de sistemas y
armamentos modernos como la defensa antiaérea y el control de
misiles o guerra electrónica, restando eficacia a las unidades y
creando problemas donde no existían. Por añadidura, ese despido
expeditivo de la élite de personal llevada a cabo recientemente, ha
provocado un debilitamiento de la autoridad y la disciplina en el
seno de las FAS de Turquía.
La situación es especialmente mala en la fuerza aérea, vector vital en
cualquier ejército. Los mejores oficiales de la fuerza aérea han
sido purgados desde hace cinco años, perdiendo la aviación gran
parte de la alta posición de que ostentaba en eficiencia
operacional. La preparación de un buen piloto, listo para la acción
en todos los aspectos, es muy costosa y requiere mucho tiempo.
Cientos de pilotos militares fueron suspendidos y su cantidad ha
decrecido mucho, cuantitativa y cualitativamente.
El
intento de golpe de estado el 15 de julio de 2016 ha supuesto una
rebaja sustancial del potencial de las FAS turcas. El costo -bien
programado, por cierto- de la preparación de un piloto ‘F-35’
es de alrededor de 11 millones de US$. Y esa cantidad-bicoca no
incluye el costo de la experiencia que adquirirá a posteriori el
piloto. Una bicoca para la USAF en la preparación de los pilotos,
que se embolsa sustanciosas cantidades para conseguir ‘experimentados
pilotos’. Y Turquía, que arrestó militares, -muchos pilotos-,
pierde fuelle, dinero y también valiosos recursos humanos. Tras la
tentativa de golpe de estado del 15 de julio de 2016, el gobierno de
Turquía por sus motivaciones políticas- llevó a cabo tal cantidad de despidos en la
fuerza aérea que ahora se ve con grandes dificultades para pilotar
(decentemente) incluso los F-16 al carecer de pilotos experimentados,
retirados o jubilados forzosamente.
Esta
cuestión surgió tras tentativa de golpe de estado de julio de 2016,
en el que, supuestamente, personal de las FAS turcas, pretendía
derrocar al gobierno de Erdogan. Por alguna razón, este intento de
golpe de estado no pasó de ‘tentativa’. A pesar de que las
fuerzas armadas turcas tienen experiencia golpista, derrocando a
civiles del gobierno (entre el período 1960-1997 se han producido
cuatro golpes de estado exitosos), el intento de 2016 no pasó de
eso, de un rebufo ‘poco profesional’: los militares trataron de
aislar Estambul, alzando barreras en el puente sobre el Bósforo...
pero bloqueando un sólo un carril de tráfico. Erdogan, volvió a
Estambul desde Marmaris y pudo aterrizar sin problema, a pesar de que
su avión estuvo vigilado por dos F-16.
Para
poder subsanar la falta de los buenos pilotos militares de los
pilotos, para volver al ideal de la estructura de personal de la
fuerza aérea se necesitará bastantes años, y no han pasado aún ni
cuatro. Este hecho fue reconocido por el comandante de la fuerza
aérea, general Ünal. En caso de que haya alguna colisiones con
Siria (como los hechos están demostrando) o Grecia (o demostrarán),
las fuerzas armadas turcas con carencias graves de personal
competente en la fuerza aérea, y pese al ‘margen’ de disponer de
aparatos modernos, operarán con limitaciones serias. Limitaciones
que antes no tenían.
El mando de las fuerzas navales fue quizá el más ‘implicado’ en el
golpe y su desarrollo. Inmediatamente después del 16 de julio fueron
despedidos entre 40 y 50 ‘críticos’ de la Comandancia y Mando de
Planificación de la Marina. En su lugar se asignaron nuevos mandos,
que comenzaron a ocuparse de sus tareas ya el día después del
golpe. Eran burócratas de la Armada turca y la rapidez de su
asunción de mando prácticamente no deja duda de que conocían de
antemano lo que iba a suceder y fueron preparados intensamente y con
la suficiente antelación.
En
el mando de las tropas de tierra fue eliminado prácticamente todo el
generalato de alta graduación. La decisión del Consejo de Guerra,
fue rápida (una semana). Fueron sustituidos por empleados ‘ad-hoc’
de la empresa militar privada ‘Sadat’ y por estructuras
similares. Entre los despedidos se encontraban los pilotos de
helicópteros de ataque y de uso general de la fuerza terrestre. Hoy
en día hay como mínimo 140 pilotos jubilados de helicópteros de
ataque. Aún más deplorable es la situación en el mando de las
Fuerzas Especiales, uno de los más de élite de las FAS turcas.
Además,
fueron despedidos casi en su totalidad los generales y los oficiales
de Planificación del EM y Mando de la Fuerza Terrestre.
Consecuentemente, las FAS turcas -especialmente las de
tierra- han perdido su capacidad de planificación, ahora con
una cadena llena de personal inexperto. Un ejemplo claro de ello fue
la dimisión de varios comandantes del ejército, que afirmaron que
Turquía no participaría en la operación en el Norte de Siria, lo
que provocó disputas entre los mandos asignados a esa zona. Seis
generales fueron reemplazados de modo fulminante por el consejo
Militar, y sustituidos por oficiales ‘más disciplinados’.
También
los militares de grado medio turcos expresan un fuerte descontento
existente, con el mando y por la reducción de personal del ejército.
Y este malestar podría reverdecer otro intento de golpe de estado. Y
Erdogan seguro percibe la seriedad del riesgo.
Tal
vez la transferencia de la atención del ejército de los problemas
internos a los externos (su actuación en Siria y ahora, abriendo un
segundo frente, en Libia) sea la la vía que Erdogan y su gobernante
Partido de la justicia y el desarrollo (AKP) utilizan para
desactivarlo. Es destacable también el aumento de la importancia del
Ministro de Defensa, Hulusi Akar, con un papel decisivo. No es casual
que acompañe a Erdogan en todos sus viajes. La sed de poder,
necesariamente lleva a la paranoia. Y la certeza de tener unas FAS
‘poco adeptos’ y posiblemente bastante ineptas, también.
Descontento
y ruido de sables a la espera de una posible llegada masiva de ataúdes que el
clamor popular de un país en mala situación económica hará que le
propio pueblo se pase por el forro las ansias neotomanas. El pueblo
siempre está más pendiente de puchero y bolsillo que de la grandeza
imperial, que solo se produce cuando estómago, bolsillo y ausencia
de ataludes la posibilitan.
Nominalmente,
Turquía es enemiga de Siria, de Grecia, de la Kurdicia (20 millones
dentro), y mantiene relaciones inenarables con Rusia que estira el
chicle seco para despegarlo de lo OTAN. Un cuadro surrealista que
relefleja una realidad irreal para un ególatra, fiel amigo e impulsor en
tiempos de la 'Alianza de Civilizaciones ' de Bambi Zapatero.
¿Qué puede salir bien?
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