GRETA THUMBERG O EL CABALLO DE TROYA DEL CAPITALISMO "VERDE"
Lunes, 09 de Diciembre de 2019
GRETA THUMBERG O EL CABALLO DE TROYA DEL CAPITALISMO "VERDE"
"Utilizando a una niña, publicitan un "cambio" que incide en el individuo y oculta las causas de la crisis climática"
Greta Thunberg es una chica de 16 años, hasta hace bien poco desconocida a la que, de repente, todos los medios del mundo occidental, todas las instituciones y todos los Gobiernos de Occidente, han convertido en la representante de la lucha mundial por la Tierra (...).
Por JULIÁN JIMÉNEZ / EL ESTADO.NET.-
El pasado fin de semana hubo una «huelga»
por el clima en la que cientos de personas salieron a las calles a
reclamar al Gobierno, -un Gobierno que felicitaba a los manifestantes y «huelguistas» su asistencia en vez de enviarles a la policía a reprimirles-, que tomara medidas contra el cambio climático.
Así, aséptico, «medidas«. ¿Cuáles? Da igual, medidas, hay que «hacer algo ya«,
el tiempo se agota. Estoy convencido que en esas manifestaciones había
muchas personas conscientes de que el sistema económico actual es una
devoradora de recursos que creyeron que era necesario apoyar la
protesta. Aunque su decisión es respetable, creo que a pesar de su buena
fe, esa protesta y todo el movimiento que le rodea es una inmensa
trampa que no vamos a tardar mucho en descubrir.
Para empezar, mi escepticismo con todo este movimiento empieza cuando,
día sí y día también, los grandes medios de comunicación llevan desde
hace meses «concienciándonos» del cambio climático y convocándonos a la huelga del clima.
A mí, perdonadme, pero que medios que tachaban poco menos que de
terroristas a grupos ecologistas que participaban en una protesta hace
menos de tres años, medios que han silenciado (porque alguno de sus
accionistas han sido denunciados por ellos) el asesinato de cientos de
activistas medioambientales en Latinoamérica, no se han vuelto de la noche a la mañana lo contrario de lo que eran.
"Las críticas, legítimas cuando alguien se convierte en personaje público, no son a la niña, sino a las instituciones y lobbies que la utilizan para sus propios intereses"
Aquí hay una trampa, solo hace falta rascar un poco en todo esto y actuar con sentido crítico.
¿A quién no le gusta que la gente luche por algo? El problema es que
igual tu lucha en realidad es una burda instrumentalización de la que
algunos se van a forrar, como de costumbre, y el pato de todo esto no lo
va a pagar quien es responsable, sino los que menos culpa tienen, los
más pobres de aquí y los más pobres de otros países del mundo.
Greta Thunberg es la cara de todo este movimiento, una
chica de 16 años desconocida a la que, de repente, todos los medios del
mundo occidental, todas las instituciones y todos los Gobiernos de
Occidente, han convertido en la representante de la lucha mundial por la
Tierra, cuyo eje es «que nos estamos cargando el planeta y que todos tenemos responsabilidad en ello y debemos hacer cosas«.
Para empezar, la utilización miserable de menores de edad para propaganda no es nueva: la joven cuyo testimonio sirvió para emprender la guerra de Irak en 1991 y la niña de 7 años que tuiteaba en perfecto inglés desde un bastión islamista en Siria ya fueron precedentes.
En este caso, la niña cuenta con el concurso para su utilización de sus
padres, que gracias a su hija están viajando y vendiendo libros, sin
importarles la sobreexposición de la menor. De hecho, fue su padre y el lobby Global Challenge, al que este pertenecía, quienes la promocionan y la convierten en viral.
Global Challenge cuenta entre sus filas desde el Presidente de la Patronal Sueca, hasta accionistas de Sustainable Energy Angels, un fondo buitre de capital "verde", pasando por David Olsson, el dueño del mayor fondo inmobiliario «sostenible» de Suecia. Una panda de hermanitas de la caridad que solo buscan el bien del planeta.
"Tratan de promover un 'cambio' que incide en el individuo y sus acciones, de tal forma que no se señale a los culpables, las empresas y el capitalismo"
¿Qué interés tendrían los dueños de esas empresas en promocionar a una
niña activista que pide medidas para luchar contra el cambio climático?
¿Qué interés podrían tener instituciones como el Foro de Davos y grandes empresas en promocionarla? ¿Harían lo mismo con un activista medioambiental latinoamericano? Como bien subraya y se pregunta Carmen Cariño, activista medioambiental: «No sé por qué el sistema protege a Greta mientras a los jóvenes de aquí los mata por decir las mismas cosas".
Y es que la clave de la cuestión es esa: ¿Pretende cambiar el sistema
el movimiento thunberiano verde? NO. De lo que se trata aquí es de algo
que debería espantar a cualquier persona de izquierdas: se trata de un
movimiento que busca culpar a la población de los problemas derivados de
la extracción y explotación de recursos. De un cambio para que todo
siga igual, de un cambio conocido como capitalismo verde que busca aprovechar la crisis económica global que está a las puertas para una dura reconversión del capitalismo.
Un cambio que incide en el individuo y sus acciones, de tal forma que no se señale a los culpables ni se señale a las empresas ni al capitalismo, cuando, por ejemplo, solo el Ejército de EEUU contamina más que 140 países con millones de personas.
No es casual que haya un gran lobby creado de empresas multinacionales
españolas, llamado Grupo Español de Crecimiento Verde que se haya sumado
entusiasta a este movimiento y cuyo objetivo, entre otros, sea
concienciar del cambio climático. Están todas las grandes empresas españolas: Sacyr, BBVA, Santander, Mapfre, La Caixa, Ferrovial, Iberdrola.
"No
se puede negar que tenemos un problema, que el capitalismo como sistema
es un devorador de recursos, de países y de personas, y nos lleva al
desastre"
Y eso explica que los medios de comunicación, participados por grandes empresas participantes en el GECV, estén día a día «concienciándonos» sobre el cambio climático,
poniendo el acento en la juventud con mensajes que a veces rozan un
alarmismo totalmente ridículo, como recientemente se vendía la gota fría
en Alicante y Murcia como un suceso extraordinario debido a este hecho,
cuando hay documentadas inundaciones con miles de muertos en la zona
desde la Edad Media y Moderna, antes de la industrialización, ya que es
un fenómeno típico de esta zona, como ya decía Raimon en 1974: «Al meu país, la plutja no sap ploure«.
Una vez concienciada la gente apelando a las emociones (y no a
cuestiones racionales), a través de una campaña de propaganda como la
que llevamos meses viendo, se aceptarán medidas, esas que ayer se pedían
en las manifestaciones.
Y entonces se deslocalizarán empresas para llevarlas a países del Tercer Mundo,
que si allí protestan, se les mata y no salen en TV, no son Greta y la
triple F; se subirán impuestos indirectos, como ya se ha planteado en
Alemania, limitando el acceso a los más pobres de productos por el «bien del clima«,
se tendrán que reformar viviendas más antiguas para ser sostenibles, se
potenciará el coche ecológico para que las empresas chinas no compitan
con Renault o Seat, mientras los pobres serán penalizados por no tener
un caro (y contaminante en su fabricación, que eso no vende) coche
ecológico.
E incluso se podrá usar, como algunos plantean, la excusa ecológica
para invadir y arrasar países, no vaya a ser que algún país emergente
trate de hacer sombra a la rica Europa y EEUU.
Como a pesar de todo, la gente empieza a oler a chamusquina tanta
sobreexposición de la pobre niña, utilizada por intereses tan
miserables, los voceros han decidido inventarse que, salvo cuatro
imbéciles descerebrados, la gente estaba criticando a una pobre niña por
ser mujer, por tener Asperger o por su activismo, algo totalmente
falso.
"Vivimos en un planeta finito, con recursos que no son ilimitados. Solo un cambio estructural modificará esta situación"
Las críticas, legítimas cuando alguien se convierte en personaje
público, al menos las que yo he podido leer a lo largo de este tiempo,
jamás han sido ad hominem a la criatura, sino a la utilización que han
hecho de la chica tanto sus padres como tantas instituciones y lobbies, indignándose
muchas personas por la ausencia de escrúpulos de los padres y de esos
lobbies en usar a una chica de 16 años para servirles a sus intereses.
De hecho, ella acabará siendo tan víctima como los posibles afectados
de todo este circo verde, cuando la tiren a la basura como un juguete
roto y deje de ser útil a sus intereses. ¿Alguien se acuerda ya de Bana Alabed?
Por esa razón, esa niña es la cara visible, para que se puedan
neutralizar las críticas fundamentadas a toda esta pantomima haciendo
uso del mismo sentimentalismo barato que se está usando con mensajes
apocalípticos que recuerdan más a la doctrina del shock que a una
campaña de concienciación y análisis científico.
Con unos mensajes más típicos de la religión católica y el liberalismo
que de la tradición izquierdista: apelar a la responsabilidad
individual, no hacer distinción de clases sociales, generar sentimiento
de culpabilidad entre la población, mensajes apelando a lo irracional,
rompiendo con la tradición progresista y racionalista de la que bebían
tanto la Ilustración como el Movimiento Obrero.
Pero además también hablamos de intereses geoestratégicos: ¿con qué autoridad moral la rica Europa y una niña nacida en una privilegiada «clase media»
sueca puede decirle a africanos, chinos e indios que lo sentimos, no
pueden salir del subdesarrollo, ni llegar al nivel de los países ricos?
¿Cómo es posible que la rica Europa y Norteamérica puedan señalar con el
dedo a esos países africanos y asiáticos que están creciendo,
diciéndoles que se siente, que la Revolución industrial o la electificación es un derecho exclusivo de la rica Europa y EEUU? No es casual tampoco las críticas a los BRICS por lo «mucho que contaminan» en esos foros verdes empresariales llenos de millonarios de EEUU, a los que EL PAÍS acusa de «concienciación climática«. Aguanten las risas, por favor.
Para concluir, porque imagino que este artículo desatará críticas,
sobre todos de aquellos que quieren ver una revolución hasta en gente
convocada a una procesión laica al dictado de las grandes empresas, no
podemos negar que tenemos un problema, que el capitalismo como sistema
es un devorador de recursos, de países y de personas, y que su voracidad
nos lleva al desastre, que se puede vivir sin necesidad de destruir el
planeta y a sus gentes, que vivimos en un planeta finito y que los
recursos no son ilimitados. Y que solo un cambio estructural modificará
esta situación.
Pero esto no va a venir de los responsables del mismo, que son los que
están detrás de este movimiento. Porque no contamina igual un trabajador
chino que el dueño de Iberdrola, porque no se puede poner al mismo
nivel a Ana Botín y a tu vecina del quinto, como sostiene esta ola verde interclasista.
La revolución no será televisada, gritaban en las manifestaciones
contra los recortes, con mucha razón. Y tampoco la patrocinarán los
poderosos y los dueños del capital. Pero nada de esto sería posible si
no hubiera una izquierda desarmada ideológicamente, que se suma como
pollo sin cabeza a cualquier cosa, buscando votos y apoyos.
Daba entre pena y tristeza ver ayer en las manifestaciones a toda la
izquierda reformista a refubo del thunberismo patrocinado, clamando por
el clima y pidiendo que «se haga algo«, permitiendo que la
defensa de los trabajadores frente a este lobby verde pase a ser
abanderada por otros, algo que no tardará mucho en pasar.
«Tenemos poco tiempo«,
gritaban, pero poco tiempo para desenmascarar el gol que están
intentando meter por la escuadra los ricos del mundo a la clase obrera y
a los países que no pertenecen al selecto club de los más ricos: la
trampa del capitalismo verde.
Comentarios
Publicar un comentario