El fiscal jefe Anticorrupción que prefieren los corruptos
A Moix le preocupan las filtraciones, pero no los chivatazos
Ignacio Escolar
Director y fundador de eldiario.es.
“Las filtraciones socavan el estado de Derecho”, dice el fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix, en una reveladora entrevista en Onda Cero.
“En otros países se sanciona al medio que filtra. A lo mejor si nos
planteamos esa posibilidad habría menos filtraciones”, asegura Moix, al
que se le nota preocupado porque la prensa haga su trabajo, que deja el
suyo en evidencia.
Fue por medio de esas
“filtraciones” como supimos de los elogios del corrupto Ignacio González
al “serio” y “profesional” Moix. Gracias a ellas descubrimos cómo
González maniobró para mandar al juez “a tomar por culo a Onteniente”.
Y han sido esas filtraciones las que han permitido descubrir hasta qué
punto el partido en el Gobierno utiliza su poder para presionar a la
Justicia y proteger a los suyos.
A Moix le preocupan las filtraciones a la prensa. Otras
filtraciones a los corruptos cuando aún no se habían producido siquiera
las detenciones, los chivatazos que recibió Ignacio González, no parecen
preocuparle tanto. El expresidente de Madrid sabía que su teléfono
estaba pinchado desde hace meses. Las personas que le pasaron esa
información cometieron un delito castigado hasta con cuatro años de
cárcel.
Gracias a las filtraciones a la prensa, que
tanto preocupan a Moix, sabemos que la banda de González se enteró de la
investigación secreta por dos fuentes: por una magistrada y por un
miembro del Gobierno. Que se sepa, la Audiencia Nacional y la Fiscalía
Anticorrupción aún no ha iniciado ninguna investigación penal sobre este
gravísimo asunto. En otra entrevista en la SER, Moix aseguró que “no le constan” esos chivatazos.
Manuel Moix, en Onda Cero, sí apunta algo preocupante: que hay
grabaciones telefónicas de la Operación Lezo “que tarde o temprano van a
desaparecer porque no afectan a la investigación”. Según Moix, esas
conversaciones son privadas y por eso serán purgadas de la causa.
Moix relaciona estas grabaciones que deben ser censuradas con las
informaciones que está sacando la prensa estas semanas. En todo lo
publicado no hay mención alguna sobre asuntos privados, salvo que Moix
considere que las conversaciones entre Ignacio González y Eduardo Zaplana sobre cómo librarse de un juez incómodo
o quién debe ser el nuevo fiscal Anticorrupción son un asunto que no
afecta a la investigación. Para Moix es algo personal, no son negocios.
La doctrina que Moix intenta aplicar no es sorprendente. Ya lo hizo una
vez, cuando eldiario.es y otros medios publicamos los correos de Blesa y
Manuel Moix intentó parar su difusión porque consideraba que eran
“privados”. Moix no veía ningún delito en lo que contaban esos mails,
salvo el que podríamos estar cometiendo los periodistas.
Fue también Moix quien quiso impedir que esos correos llegaran a los
juzgados; según él, no tenían interés penal alguno. Son los mismos
correos que destaparon el caso de las tarjetas Black, gracias una exclusiva de eldiario.es
que ha desembocado en 63 condenados a cárcel, y también los mismos que
revelaron detalles importantes sobre las preferentes, que hoy investiga
la Audiencia Nacional dentro del caso Bankia.
Lo que
está ocurriendo con la Operación Lezo socava el Estado de Derecho y la
confianza en la Justicia mucho más que cualquier filtración del sumario.
La prensa señala la luna y Moix se fija en el dedo. Puede ser por dos
motivos: por torpeza o porque precisamente ese es su encargo.
El fiscal jefe Anticorrupción que prefieren los corruptos no debería seguir un minuto más en el cargo.
Fuente:
Me permito hacer hincapié en :
Fue por medio de esas “filtraciones” como supimos de los elogios del corrupto Ignacio González al “serio” y “profesional” Moix. Gracias a ellas descubrimos cómo González maniobró para mandar al juez “a tomar por culo a Onteniente”. Y han sido esas filtraciones las que han permitido descubrir hasta qué punto el partido en el Gobierno utiliza su poder para presionar a la Justicia y proteger a los suyos.
Y me reafirmo en que un país donde no existe la separación de poderes, como es el caso de España, es una dictadura con un ligero barniz demócrata.
Nos gobierna la mafia gracias a que millones de españoles son mafiosos. Circulen...
Conclusión: España es un país de granujas, maleantes y sinvergüenzas.
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