Futuro de miseria
Las mentiras de la teoría económica neoliberal y la demagogia de los políticos profesionales del sistema. Entrevista.
Michael Hudson
17/04/2016
Segunda parte de la entrevista realizada por Chris Hedges a Michael Hudson en el programa radiofónico Days of Revolt. La versión castellana de la primera parte de la transcripción de entrevista se publicó también en SinPermiso la semana pasada (“Matar al huésped: el gran esquema Ponzi de la economía capitalista mundial”).
CHRIS HEDGES: Bueno, en la anterior entrevista (publicada la semana pasada en SinPermiso)
hablamos del parasitismo de los bancos, de los fondos de cobertura y,
en general, del parasistismo de la clase especuladora que, en
substancia, ha canibalizado a la economía (incluida, merece resaltarse,
la propia industria), reduciendo al común de los norteamericanos a una
insostenible servidumbre por deuda. También con los préstamos académicos
a los estudiantes, o con las tasas predatorias de intereses cargados a
las tarjetas de crédito y otros productos-señuelo por el estilo, en los
que empiezas con tipos del cero por ciento e, inopinadamente, te ves
pagando un 26%, un 23%...
MICHAEL HUDSON: Si te demoras en el pago...
HEDGES:
Si te demoras en el pago. En el crédito hipotecario, por ejemplo, con
tantos hogares como hay ahora mismo con el agua al cuello a causa de la
crisis de 2008. Me gustaría empezar hablando de esa clase política que
se identifica con los valores liberal-progresistas del Partido Demócrata
y con Barak Obama. Suelen servirse del lenguaje de la justicia
económica y aun criticar retóricamente a Wall Street, pero han estado
tan comprometidos con ese proyecto neoliberal como los Republicanos.
HUDSON: La clave para entender esa
política demagógica pasa por darse cuenta de que quien apoya realmente
es quien financia las campañas electorales. La tarea del político
profesional consiste en esto: entregar su electorado a quien les apoya.
Obama fue un genio haciendo eso que ahora trata de hacer Donald Trump:
secuestrar a un electorado. Esa fue su columna capital A: un grupo focal
que atendía a todo lo que los electores desean. Desean un alivio de la
deuda. Desean mejores empleos. Desean un salario mínimo más alto.
HEDGES: Y desde luego no acuerdos comerciales como el NAFTA…
HUDSON: Cierto. Y la segunda
columna de carga, la B, la que escondieron, fue lo que deseaban los
financiadores electorales de Wal Street. A Obama lo eligió básicamente
Robert Rubin, quien se convirtió en el jefe de Citibank cuando salió de
Goldman Sachs. Obama fue elegido por Robert Rubin de Wall Street bajo
promesa de hacer lo que realmente iba a hacer. Que era lo mismo que se
apresta a hacer hoy cualquier presidenciable. La tarea del político
profesional consiste en entregar a quienes le financian la campaña
–todos ubicados en Wall Street— a quienquiera que le vote. Republicanos
lo mismo que Demócratas, pero especialmente los Demócratas, que son
realmente el ala wallstreetiana del sistema político norteamericano. Los
Republicanos están más por las grandes empresas monopolistas, son el
ala petrolera y gasística del sistema político.
No bien Obama lo consiguió, Hank
Paulson –el Secretario republicano del Tesoro— habló con Barney Frank y
le dijo: mira, ya sabes, se suponía que, con el TARP, podíamos dedicar
algún dinero a la reducción de la deuda.
HEDGES: Explique qué es el TARP.
HUDSON: Son las siglas del Troubled
Asset Relief Program (Programa de Alivio para los Activos
Problemáticos). Estaba concebido para tratar a los bancos como si
estuvieran en problemas. Si usted era un criminal y estaba robando a la
gente, pues a eso se le llamaba “problemático”. Los medios informan de
un proceso judicial reciente incoado contra un joven conductor ricachón
que atropelló y mató a cuatro personas. Su defensa fue esta: “No es mi
culpa, yo padezco del virus de la abundancia. Soy tan rico, que carezco
de sentido social. Así que, sí, claro, los atropellé. Pero soy inocente,
porque soy rico. ¿Qué esperaban?”.
Bueno, pues, en substancia, esa es
la visión que tiene Goldman Sachs de la economía. No se les puede
castigar por lo que hacen. Porque se limitan a hacer lo que tiene hace
una institución financiera predadora. Así que Obama dijo: “No, no voy a
hacer eso” (es decir, reestructurar las deudas hipotecarias, como había
prometido a sus electores en la Columna capital A). Llegó, y ¿qué es lo
que hizo? Pues ¡poner de Secretario del Tesoro al principal lobista de
Wall Street, Tim Geithner.
HEDGES: En su último libro Matar al huesped (Killing the Host), le dedica usted mucho espacio al personaje.
HUDSON: En efecto. Y es que
Geithner aparece en casi todos los episodios sucios narrados en mi
libro. Fue el hombre del maletín. Fue la persona a la que Sheila Baoir
acusó de bloquear a la FDIC [Entidad Federal de Seguros de Depósitos,
por sus siglas en inglés] cuando esta agencia pública se disponía a
tomar bajo su control a Citibank, que no sólo estaba quebrado, sino que
era ya una organización tipificada como criminal.
HEDGES: Explíquenos un poco por qué fue tipificada como una organización para delinquir.
HUDSON: Citibank, junto con
Countrywide Financial, estaba haciendo hipotecas basura. Eran unas
hipotecas llamadas NINJA, o sea (por sus siglas en inglés) “hipotecas
mentirosas para gentes sin ingresos, sin empleo y sin activos”. Recuerde
la película The Big Short (La gran apuesta):
como si algún genio de Wall Street hubiera descubierto que las
hipotecas iban a desplomarse. También está la historia de la Reina
Isabel preguntando al economista…
HEDGES: “¿Cómo es que ninguno de ustedes sabía lo que iba a pasar?”
HUDSON: En efecto. Pero el caso es
que, si todo el mundo en Wall Street llamaba a esas hipotecas “préstamos
mentirosos”, si sabían que estaban haciendo NINJAs para gente
insolvente, entonces todo Wall Street sabía que se trataba de un fraude.
La clave es que, si eres un delincuente realmente muy astuto,
tienes que planear la situación para cuando el pastel se descubra. Hay
que planear cómo quedar impune. En el caso de Wall Street, si compras
activos porquería, ¿cómo haces para que el gobierno te rescate? Para eso
está el presidente de los EEUU, ya sea Obama o John McCain…
HEDGES: O Bush.
HUDSON: O Hillary, o Trump, hoy. Su
tarea consiste en rescatar a Wall Street y hacer que pague la gente, no
Wall Street. Porque Wall Street es “la gente” que selecciona a los
políticos, los cuales saben demasiado bien de dónde viene el dinero de
sus campañas electorales. Si tienes a un financiador de campaña, ya sea
uno de Wall Street o, en el plano local, un inversor en bienes raíces,
siempre sabes quiénes son tus sostenes.
El talento que necesitas tener como político pasa por lograr que los votantes crean que vas a defender sus intereses…
HEDGES: ¿Cuál era aquella gran cita de Groucho Marx?
HUDSON: “El secreto del éxito es la sinceridad; si puedes fingirla, la cosa está hecha”.
HEDGES: Sí, de eso va. Ya sabe, aquel libro de Ron Suskind, ¿cómo se llama?
HUDSON: Confidence Men.
HEDGES:
Confidence Men, eso es. Entrevista a alguien de Wall Street y le
pregunta por qué son tan hostiles a Obama, cuando Obama no ha dejado de
proteger a Wall Street. Respuesta: porque si le seguimos siendo pública y
abiertamente hostiles, siempre hará lo que queremos.
HUDSON: Es como el Tío Remus y el
zarzal, cuando el Hermano Conejo dice: no me tires al zarzal. Y
finalmente, la zorra lo tira al zarzal, y va y el conejo se escapa
triscando y cantando tan terne aquello de “Nacido y crecido en un
zarzal”. La moraleja del asunto es que es puro prejuicio eso de que si
un político discursea contra Wall Street y llega a convertirse en
portavoz del resentimiento popular, tiene que ser porque comprende al
pueblo y apoyará al pueblo.
HEDGES: Bueno, eso es exactamente lo que está haciendo Hilary Clinton ahora mismo, y a lo bestia.
HUDSON: Exactamente. Hay una película de Fellini, La dolce vita,
con Anita Ekberg. El periodista italiano Marcello va tras la Ekberg, y
en entonces el novio de ella se dirige a él y le dice: “Te entiendo”. Y
va, y le mete un puñetazo en pleno rostro. Eso es lo que tenemos
básicamente aquí. El político dice a los votantes: “Siento vuestro
dolor, os entiendo”. Y ellos piensan, ¡vaya, nos entiende!. Y entonces
va el político y se pone del lado de Wall Street: les da en todo el
morro y trata de privatizar los fondos de pensiones y la Seguridad
Social. Y no mete preso ni a un solo banquero, sino que nombra para el
Departamento de Justicia a gentes del gusto de Wall Street y que tratan a
Wall Street como a un rico “problemático”.
Así pues, en substancia, los
financiadores de campaña procedentes de Wall Street se arrogan un poder
de veto a la hora de elegir al Secretario del Tesoro. Quieren al…
HEDGES: Fiscal General...
HUDSON: Sí, al Fiscal General. Para
asegurarse de que nadie pagará el precio del delito financiero. Luego
viene el Consejo de Asesores Económicos [del Presidente], para seguir
afirmando que Wall Street realmente aporta cosas a la economía y que
sólo puede hacerse lo que hace la Reserva Federal. Viene Janet Yellen, y
dice: dad más dinero a los bancos, y la economía podrá salir del
endeudamiento gracias al préstamo…, si tenemos suficiente
flexibilización cuantitativa.
La Reserva Federal ha dado a Wall
Street 4,5 billones de dólares. Esos 4,5 billones podrían haberse usado
para reestructurar la deuda. Y ya no tendríamos mayores problemas: todo
el mundo podría vivir mejor con un coste de la vida más bajo. Los 4,5
billones de dólares podrían haberse gastado en la economía.
HEDGES: Habríamos evitado ejecuciones hipotecarias y desahucios…
HUDSON: Sí. Pero no es lo que hizo Obama.
HEDGES:
Aun cuando prometió que lo haría. Y luego cambió. Reservó algún dinero
para salvar a la gente del desahucio, pero nunca llegó a gastarlo.
HUDSON: Así es. No se gastó ese
dinero. Es lo que descubrió Niel Barofsky, el jefe del SIGTARP
–Inspección General Especial para el TARTP—. Vino a decir, “¡eh, un
minutito, que no están gastando un solo céntimo! ¡Es un fraude!”. Y
escribió un libro entero, Bailout [Rescate],
para explicar las mentiras Geithner. Y cuando luego salió Geithner con
su libro autobiográfico, Barofsky lo reseñó denunciándolo como a un
embustero que debería estar preso.
Geithner fue convenientemente
recompensado con un empleo millonario en Wall Street. Los japoneses
llaman a eso “descenso del cielo”. Cuando recoges la recompensa por
haber vendido la economía a quien te apoyó, lo que tienes es un
estupendo empleo y terminas rico de por vida.
HEDGES:
Bueno, hablemos un poco sobre lo que todo eso entraña de cara al
futuro, porque lo cierto es que no se ha puesto el menor límite a estos
comportamiento criminales y fraudulentos de la clase especuladora. Las
burbujas se han vuelto a hinchar con fondos públicos. Me parece que
usted escribió un artículo para la revista Harper’s antes de 2008
diciendo esto: estamos a punto de tener un accidente catastrófico y
pegárnosla todos. Puesto que ahora volvemos a jugar al mismo juego, me
pregunto qué pasara en el futuro inmediato. ¿Volverán a ser capaces de
saquear el Tesoro como ya hicieron entonces?
HUDSON: Lo más destacable de todo
es que la economía no se ha recuperado desde 2008. Se habla de que ha
habido recuperación, pero lo cierto es que la recuperación sólo la ha
expirementado el Uno por Ciento. El 99 Por Ciento no se ha recuperado.
Por eso se aprestan a votar por Trump, y por eso se aprestan también a
votar por Sanders. Pero autoinculpándose. Las víctimas tienden a
culparse a sí mismas. Y lo otro que hay que…
HEDGES:
Pero seamos claros: los medios no explican la realidad económica. En
absoluto. No dejan de hablar de recuperación económica.
HUDSON: Ese es el asunto.
Resultado: los medios que cuentan ese cuento están creando un síndrome
de Estocolmo; la víctima secuestrada se identifica con el victimario. La
idea es que, con sólo que lográramos dar más dinero a Wall Street,
estaríamos salvados. Así que la Reserva Federal no tendría sino que
bombear más y más dinero a la economía…
Hablan de la Reserva Federal y de
su helicóptero regador de dinero. Pero el helicóptero de la Reserva
Federal sólo inunda con dinero a Wall Street, no a la economía. La gente
no lo percibe. La Fed no dice: “Vamos a ingresar 200 dólares en los
depósitos bancarios de todo el mundo para que dispongan de dinero y
puedan hacer frente a sus deudas”. Sólo se presta dinero a Wall Street.
¿Y qué hace Wall Street con ese
dinero? Prestar dinero. De manera que la solución al problema de deuda
en que nos hallamos –deflación por sobreendeudamiento— sería prestar aún
más dinero.
Eso es lo que convierte al conjunto de la economía en un esquema Ponzi, como usted mismo observó al comienzo de la primera parte de esta entrevista.
En un esquema Ponzi, las gentes parecen ganar un montón de dinero, pero
eso sólo es porque realmente no tienes beneficios. Lo único que haces
es lograr que más y más gente esté convencida de que estás ganando
dinero. Y entretanto tú vas pagando a los primeros que entraron en el
esquema con el dinero procedente de los suscriptores más recientes. Es
lo que hizo Bernie Madoff. El conjunto de la economía se ha convertido
en un esquema Madof.
HEDGES: Y en muy buena medida, a través de los bienes raíces, ¿no?
HUDSON: En muy buena medida, sí. Porque los bienes raíces son el activo más grande.
HEDGES:
El valor de tu casa crece y crece y crece, y tu crees que has creado
ese valor, que eso es una forma de creación de valor.
HUDSON: Ese es el problema que se
dio en 2008. Obama tenía la opción de salvar a la economía o salvar a
Wall Street. Eligió salvar a Wall Street. Y la única forma de salvar a
Wall Street, si los bancos han hecho un montón de malos préstamos, es
ayudarlos para que no quiebren. ¿Qué harás? Pues les darás dinero.
La justificación mediática de eso
es la teoría, según la cual los bancos ganan dinero prestando dinero a
la industria para que ésta construya más fábricas y dé empleo a más
gente.
HEDGES: Y resultó que el crédito para la pequeña empresa y para los consumidores siguió encallado.
HUDSON: En efecto. Wall Street
sabía que el mercado de bienes raíces estaba saturado de préstamo. En
otras palabras: fin de partida. Nadie podía ya seguir pagando alquileres
e hipotecas por encima de sus ingresos. Los bancos ni siquiera podían
ya hacer más préstamo a través de las tarjetas de crédito. Así que
empezaron a reducir también sus riesgos en ese ámbito de las tarjetas de
crédito. Y lo que hicieron fue pasar a jugar con las divisas.
HEDGES: Y con la deuda académica estudiantil.
HUDSON: Y con la deuda estudiantil, sí.
HEDGES: Porque está garantizada.
HUDSON: Claro. Hicieron que el Estado…
HEDGES: Quiero decir, públicamente garantizada…
HUDSON: Desde el desplome de 2008,
el Estado ha garantizado casi todo el nuevo préstamo hipotecario. Se
garantiza públicamente hasta el 43% del ingreso del prestatario. Los
préstamos estudiantiles, están todos públicamente garantizados. Pero,
básicamente, los bancos se dedicaron a ganar dinero fuera. Si puedes
tomar prestado de la Reserva Federal a una décima de un uno por ciento,
con eso puedes comprar bonos brasileños, que rinden al 9%, si no más. Y
puedes hacer también apuestas en los mercados internacionales de
permutas sobre la quiebra de Grecia.
Cuando Grecia tuvo problemas reales
por el hecho de que los bancos alemanes y francesas le habían prestado
demasiado, lo que el FMI quiso hacer fue cancelar la deuda griega. Pero
entonces Geithner se puso en contacto telefónico con Europa, y Obama fue
las reuniones del G20 y vino a decir: “Miren, no pueden cancelar la
deuda griega, porque los bancos norteamericanos se han convertido
entretanto en apostadores de ese hipódromo. Tenemos un capitalismo de
casino. Nuestros bancos han apostado y han prometido garantizar los
bonos griegos. Si se cancelan los bonos griegos, los bancos
norteamericanos sufrirán las consecuencias. Y si nosotros sufrimos las
consecuencias, les aseguro que ustedes sufrirán también las
consecuencias. Arrastraremos a los bancos europeos. ¿Están ustedes
seguros de querer eso?
De manera, pues, que los juegos de
apuestas de Wall Street terminaron por apartar a Grecia de la Unión
Europea. Wall Street quería disgregar políticamente a Europa sólo para
favorecer a los bancos de inversión de Wall Street –básicamente, cuatro—
y hacerles ganar dinero asegurando la deuda griega y tratando el
mercado financiero como una carrera de caballos.
En este punto nos hallamos ahora.
Fíjese que no se trata aquí de un imperialismo que drena economías
foráneas. No, no. Se trata de Wall Street y sus apuestas. Y en
substancia, se trata del control ejercido por Wall Street sobre el Banco
Central Europeo. Así como Europa tiene que cargar con su parte de
gastos de colaboración con la OTAN, así también tienen sus ministerios
de finanzas que cargar con los costes de colaborar con el Tesoro
estadounidense.
HEDGES: Hablemos un poco, si le parece, de todo lo que esto significa, de hacia dónde vamos…
HUDSON: Significa que los mercados
no están creciendo, porque el consumidor norteamericano tiene que gastar
tanto dinero en pagar a los bancos y en pagar impuestos, que no le
queda suficiente dinero para comprar bienes y servicios.
HEDGES:
Una de las cosas que usted observa en su libro, y que yo no sabía, es
que cuando medimos la economía, lo hacemos con una contabilidad que
incorpora la devolución de las distintas deudas –incluidas las de las
tarjeta de crédito— como una forma de ahorro.
HUDSON: En efecto. Luego de 2008,
la tasa de ahorro se disparó al alza. Solo que el ahorro no está
disponible. Pero para una contabilidad de este tipo, si tú posees menos
dinero, es porque has hecho lo mismo que pagar a partir del ahorro. De
manera que estaríamos en una economía de ahorros. La tasa de ahorro en
2008 era cero. En realidad, era del menos 2%, si tomabas en cuenta los
empréstitos del extranjero. El conjunto de la economía estaba compuesto
por unos consumidores que mantenían sus niveles de vida recurriendo al
préstamo y a su tarjeta de crédito, así como retirando lo que Alan
Greenspan llamó efectivo derivado del valor creciente de la vivienda: un
nuevo préstamo sobre el valor de la casa revalorizada. Pero eso no es
realmente retirar dinero en efectivo. Es endeudarte más. Un vocabulario
vuelto del revés. Norteamérica se iba embarcando más y más en el
endeudamiento pensando que se hacía rica, y de repente se encontró en
una situación, como usted bien dice, de servidumbre por deuda, una
situación en la que los trabajadores asalariados y otros tienen que
hacer devoluciones que se comen cualquier incremento salarial que
consigan; va para pagar…
HEDGES:
Porque terminas dedicando todo tu ingreso a pagar el principal. Y por
eso los incrementos salariales se terminaron en los 70. La clase
especulativa de Wall Street no quiere que la gente sea capaz de quitarse
de encima las deudas.
HUDSON: Esta es una de las cosas a
las que contribuyó la teoría económica de Alan Greenspan: el Síndrome
del Trabajador Traumatizado. Dijo esto, sobre poco más o menos: la razón
de que tengamos todas esas enormes ganancias de productividad sin el
menor aumento salarial es que los trabajadores temen ir a la huelga,
incluso protestar por las condiciones laborales: porque están todos a
una sola cuota de convertirse en unos parias sin techo.
HEDGES: Y es verdad.
HUDSON: Y si se saltan una
mensualidad de la tarjeta de crédito, de repente los intereses de su
tarjeta se disparan hasta el 29%. Hasta si se retrasan en una factura
bancariamente domiciliada, el banco les aumentará los recargos.
HEDGES: Y bien, ¿qué significado hay que darle a todo esto? Quiero decir: ¿adónde iremos a parar?
HUDSON: Significa un desplome a cámara lenta. Significa que lo que…
HEDGES: Que ha empezado ya, ¿no es cierto?
HUDSON: Sí, estamos ya en una lenta
caída. Todo eso fue analizado en los años 30 del siglo pasado, cuando
Irving Fisher habló de deflación por sobreendeudamiento. Pero fíjese que
la deuda no aparece en los libros de texto. Hablan de ahorro, pero no
de deuda. Lo cierto es que todo dinero es, de una u otra forma, deuda.
El efectivo en tu bolsillo es, técnicamente, deuda del Estado. Está en
el lado de los pasivos del balance. Lo que la gente creía ser un activo
sólo se mantenía a flote por la deuda. Pero la marea creciente de deuda,
a diferencia de la marina, no levanta a todos los botes y esquifes por
igual; sólo eleva a los yates. El resto de la economía queda con el agua
al cuello o hundida, por seguir con la metáfora.
HEDGES:
Bien, cuente esto para el gran público. ¿Qué está pasando? ¿Hemos
perdido el control de esa fuerza predatoria o parasitaria?
HUDSON: Bueno, usted puede ver el
futuro observando lo que pasa ahora mismo en Grecia, o lo que pasó en
Rusia luego de su traumática terapia de choque. Norteamérica se halla en
rumbo de terapia de choque, gane quien gane las presidenciales…
HEDGES: Represéntemelo plásticamente. ¿Cómo tendremos que vernos?
HUDSON: Bueno, más y más gentes
tendrán cargas deudoras más y más grandes en sus gastos en asistencia
médica. En sus gastos educativos. Más y más, hasta llegar al punto de
quiebra. Y tendrán que tirar de los ahorros que tengan, o tendrán que
apretarse el cinturón, o tendrán que declararse en quiebra. La tasa de
quiebras está ya subiendo muy aceleradamente en los préstamos
estudiantiles. Y esos son préstamos que no puedes quitarte simplemente
de encima con una declaración de bancarrotota.
HEDGES: No, a menos que hayas muerto. Y entonces pasará a tus padres, si siguen vivos.
HUDSON: Así es. Los padres han
avalado el préstamo. Entretanto, los estudiantes que han tomado esos
préstamos se han visto obligados a vivir en casa de los padres. No
pueden permitirse la compra de una vivienda. Y si no puedes acceder a
una vivienda, es muy complicado casarte. Estuve hace poco en China, y mi
intérprete allí contaba que las mujeres chinas buscan maridos que
puedan acceder a casa propia, porque necesitas casa para tener hijos.
Todo eso se ha frenado aquí.
Cuando tu observas ese fenómeno en
Grecia, en Rusia o en otros lugares, lo que ves es una contracción de la
tasa de natalidad, un incremento de las tasa de mortalidad y de
enfermedades. La esperanza de vida retrocede. Letonia siguió este tipo
de políticas a pies juntillas, y
ha perdido ya el 20% de su población desde finales de los 90. Tienes
una enorme emigración islandesa, griega… Pero los norteamericanos no
tienen adonde emigrar.
HEDGES:
Es verdad. Y usted dice en su libro que, realmente, las únicas opciones
subsistentes son o la esclavitud por deuda o la revuelta.
HUDSON: Así es, exactamente. Pero
los enzimas que el parásito ha instilado a través del control de los
medios de comunicación sugieren al pueblo que no es culpa de Wall
Street, que no es culpa del parásito, sino que es culpa del huésped, tu
culpa. Las víctimas no habrían sido capaces de ganar dinero bastante
para pagar al Uno por Ciento, los victimarios. Esto es una gripe
financiera, y mata a una economía.
HEDGES:
¿Pero funciona? Porque yo no creo que la mentira de la teoría económica
neoliberal se la traguen así como así amplios segmentos de la
población, ni siquiera quienes se arremolinan en torno a Trump.
HUDSON: Es verdad. Saben que algo
va mal, pero no saben qué es, porque nadie les cuenta cómo funciona
realmente la economía. La razón de que yo pudiera alertar de la llegada
de la crisis un año antes de que estallara es que yo disponía de los
gráficos que publiqué en la revista Harper’s. Mis gráficos se citaron en el Financial Times como los únicos, entre los que pronosticaron la crisis, que preveían cómo y explicaban por qué iba a suceder.
Cualquiera que atienda a los
diagramas de Wall Street sobre la capacidad de pago, se da cuenta de que
esto es exactamente lo que pasó en los años 20 del siglo pasado.
Cualquiera que atienda a este tipo de gráficos le dirá que hay una
intersección, un punto de ruptura, y que hay una crisis. Norteamérica
tiene ahora la misma crisis que tuvo la Argentina, que tuvo Grecia, que
tuvo Letonia, que tuvo Rusia. Esas economías son nuestro futuro. Iremos
yendo paulatinamente a peor, en un desplome a cámara lenta.
HEDGES:
¿Pudiera ser que yendo paulatinamente a peor, a cámara lenta,
termináramos en una forma de neofeudalismo, con una rapaz elite
oligárquica al mando de un atroz Estado policial encargado de
reprimirnos y represarnos?
HUDSON: Eso es precisamente lo que pasó en el Imperio romano.
HEDGES: Pues sí…
HUDSON: Si usted lee a los grandes
historiadores romanos, como Tito Livio y Plutarco, verá todos cargan la
decadencia del Imperio romano en la cuenta de una clase acreedora
predadora y de los latifundistas. Los acreedores se hicieron con todo el
dinero y se dedicaron a comprar más y más tierras, desplazando a todos
los demás. El resultado en Roma fue una Edad Obscura, y eso puede durar
mucho tiempo. La Edad Obscura viene cuando los rentistas toman el mando.
Si echa usted una mirada
retrospectiva a los años 30, verá que Leon Trotsky dijo que el fascismo
venía de la incapacidad de los partidos socialistas para avanzar una
alternativa. Si los partidos socialistas y los medios de comunicación no
avanzan alternativas a ese neofeudalismo, lo que tendremos será una
vuelta triunfal del feudalismo. Pero en vez de ocupación militar de las
tierras, como ocurrió con la conquista Normanda [de Inglaterra], lo que
tendremos será una toma de control financiera de los bienes raíces. Las
finanzas se han convertido en el nuevo modo de hacer la guerra. No
militarmente –salvo en Europa, huelga decirlo—, sino sencilla y
financieramente. Puedes conseguir la toma de control de las tierras y de
las compañías mediante incursiones y razias empresariales.
Repare usted en el hecho de que el
léxico de Wall Street es de conquista y exterminio. Porque a lo que
estamos asistiendo es a una reviviscencia, en la esfera financiera, de
lo que fue el feudalismo en la esfera militar.
HEDGES: Y, en substancia, nos estamos convirtiendo en un país de aparceros.
HUDSON: Exactamente. De aparceros obligados a comprar en el galpón del propio patrón.
HEDGES: En el galpón del propio señor.
HUDSON: Sí.
HEDGES:
Bueno, eso aclara mucho. Yo creo que ilustra la necesidad que tenemos
de una visión capaz de contrarrestar la visión del capitalismo
predatorio, parasitario. Si no conseguimos pronto esa visión
alternativa, entraremos en una suerte de edad obscura.
HUDSON: Y recuerde que la tarea del político del sistema es prometer una visión amable para luego estafar al electorado.
HEDGES: Bueno, hasta ahora, desgraciadamente, lo han hecho muy bien.
Traducción para www.sinpermiso.info: Mínima Estrella
es profesor de investigación de la facultad de económicas de la
Universidad de Missouri, Kansas City y investigador asociado del
Instituto de Economía Levy. Su último libro es Killing the Host: How
Financial Parasites and Debt Destroy the Global Economy. (“Matar al
huésped: o cómo los parásitos financieros y la deuda destruyen la
economía mundial”)
http://www.counterpunch.org/2016/04/01/the-lies-of-neoliberal-economics-or-how-america-became-a-nation-of-sharecroppers/
Traducción:
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