El fuego purificador ruso sobre el veneno terrorista que opera en Siria
El fuego purificador ruso sobre el veneno terrorista que opera en Siria
El periodista irlandés Finian Cunningham es una de las plumas más interesantes, incisivas y rotundas, junto al norteamericano Wayne Madsen,
que han analizado con extraordinaria clarividencia la actual situación
siria y, en general, la desquiciada y criminal campaña geopolítica que
están llevando a cabo los canallas del Nuevo Orden global en diversas
partes del mundo. En su último artículo publicado en la revista digital
de política internacional, Strategic Culture Foundation, titulado Russia Lances The Poisson in Syria,
Cunningham lo corrobora, una vez más, con atesorado brillo, exactitud
analítica y no menos clase “irlandesa”. Empieza Cunningham diciendo que Menos
de cinco meses después de que el presidente ruso, Vladimir Putin,
ordenara la intervención militar en Siria, la guerra, que duraba ya
cinco años, se ha transformado por completo. La paz está lejos de ser
una realidad como se ha constatado en la tentativa de tregua de esta
semana. El conflicto puede incluso intensificarse. Pero lo que, sin
duda, ha logrado la intervención de Rusia es exponer a la luz pública el
estrangulamiento de las fuerzas venenosas que luchaban por un cambio de
régimen en Siria y que habían llevado al país a una situación límite.
Los ataques aéreos rusos, dice Cunningham, como
una operación quirúrgica, han reventado la nociva inflamación purulenta
que estaba operando en Siria. Todo tipo de venenos están supurando y
siendo expuestos ante el mundo, sobre todo los roles jugados por las
nefastas potencias occidentales, sus aliados en la región y las mentiras
tóxicas que han ido propagando los medios de comunicación occidentales
para encubrir crímenes contra la paz. Si no fuera por la gravedad del
sufrimiento humano en Siria, la situación podría ser vista casi como
cómica, debido a los arabescos occidentales para ocultar la realidad.
Los gobiernos occidentales y sus medios serviles han estado fracasando
una y otra vez con sus siempre cambiantes historias y oportunos giros
propagandísticos, acusando al operativo militar ruso de todo tipo de
crímenes: desde matar a civiles a bombardear hospitales, lo que
agravaría, según ellos, la crisis de refugiados, así como señalar como
objetivo a los «rebeldes moderados» o «apuntalar a un dictador”.
La decidida
apuesta rusa por terminar con una amenaza que no sólo lo es para la
región sino una potencial fuente de terror exportable a territorio ruso,
ha hecho que pierdan los nervios en la OTAN, Washington y Tel-Aviv,
viendo cómo sus forajidos de la yihad están recibiendo lo que no hizo
(porque no podía ir en contra de sus aliados terroristas) la “coalición”
occidental en un año. Es decir, EEUU y sus aliados no hicieron otra
cosa que propiciar el avance de su frente terrorista en Siria, mientras
al mundo se le vendía la farsa de una “guerra contra el terror” que no
se creían ni ellos mismos. Exactamente el mismo guión de Afganistán o
Irak. Así que los criminales andan especialmente azorados y todo les
vale con tal de demonizar, nuevamente, al oso ruso. Cunningham,
señalando a los medios controlados y sus continuas falsedades, afirma
que Esta semana, los medios de
comunicación occidentales se apresuraron a implicar a Rusia y al
ejército sirio aliado de Moscú en los ataques ocurridos
contra hospitales y escuelas en Azaz y Maarat al-Numan, cerca de la
frontera con Turquía. Unas 11 personas murieron en las instalaciones del
hospital de esta última localidad, que cuenta con el apoyo del grupo
médico francés Médicos sin Fronteras (MSF), una
franquicia “humanitaria” de la CIA utilizada como fachada por EEUU y sus
sicarios eurosionistas, que es conocida por manipular y sesgar datos
“humanitarios” en diversos conflictos en los que intervienen las
potencias imperialistas.
Cunningham señala bien claro y diáfano que No
se presentaron pruebas para apoyar todas estas afirmaciones
altisonantes en los medios de comunicación occidentales para acusar a
Rusia (muchas de ellas inducidas por otra plataforma de
manipulación terrorista creada por Washington: el Observatorio Sirio de
Derechos Humanos). Rusia
negó cualquier implicación, mientras que el gobierno sirio dijo que las
fuerzas lideradas por Estados Unidos llevaron a cabo los ataques.
Mientras tanto, toda la semana militares turcos han estado lanzando
cientos de salvas de artillería en la frontera en el área alrededor de
Azaz, donde se vieron afectados los hospitales. Pero los medios de
comunicación occidentales no cuestionan a Turquía sobre la violación de
la soberanía siria o la posibilidad de que estos “ataques errantes”
puedan haber sido ejecutados por las fuerzas turcas, tal vez incluso a
modo de falsa bandera para incriminar a Rusia. El
régimen homicida-terrorista turco es, a este respecto, candidato número
uno para estar implicado en estos crímenes, algo que MSF (y los medios
hegemónicos) intenta escamotear por todos los medios, lo que demuestra
su complicidad con los criminales a los que cuida y protege.
En el rizo
del rizo conspiranoico americano-sionista, el delirio ya entra en su
fase crítica cuando Cunningham se refiere a las absurdas y paranoicas
campañas (muy calculadas) de desprestigio que proceden del imperio en
contra del Kremlin. A este respecto, dice el irlandés que Otra
hazaña de la narrativa-contorsionista imperial fue orquestada por el
enviado de Estados Unidos a Siria, Brett McGurk, quien dijo a los
legisladores del Congreso la semana pasada que Rusia estaba «ayudando
directamente a los terroristas del Estado Islámico» (SIC) gracias a su
intervención militar en Siria. Otro cuento deformado fue el del medio
propietario del gobierno de los Estados Unidos, La Voz de América, que
afirmó que los ataques aéreos de Rusia estaban empujando a los rebeldes
moderados a unirse a las filas de las milicias extremistas.
En fin, una cosa espeluznante que muestra que el chiringuito asesino de
EEUU y sus socios europeos y sionistas se está yendo al garete en
Siria. En la guerra fría contra la URSS también tuvimos la oportunidad
de ver (y leer) cosas parecidas, además de comprobar que el terrorismo
organizado por la CIA en Europa Occidental (a través de la red Gladio,
el narcotráfico y la masonería) tenía los mismos objetivos estratégicos
que ahora.
El doble
rasero, la desvergüenza y la hipocresía criminal de Occidente es
palpable en el caso turco, la marioneta de la OTAN utilizada para
galvanizar el conflicto sirio y ejercer el papel de agente provocador
terrorista. Así lo refiere nuestro articulista El
Estado turco de Recep Tayyip Erdogan se ha dedicado a bombardear
territorio sirio en lo que cualquier persona justamente describiría como
un acto de agresión hacia un país soberano. Ankara afirma que está
atacando a los “terroristas” de la milicia kurda en Siria, el YPG. Pero
no resulta ajeno el hecho de que la semana pasada el YPG ha infligido
grandes pérdidas a los mercenarios yihadistas que Ankara ha estado
apoyando desde que los kurdos se hicieron con la base aérea de Menagh.
Turquía, como miembro de la OTAN, ha bombardeado, además de pueblos
kurdos situados en la provincia de Alepo donde ha causado bajas civiles,
las posiciones del ejército sirio y la base aérea de Rusia en Latakia,
donde los kurdos del YPG actúan en coordinación con las fuerzas rusas.
La conclusión inevitable es que la OTAN, dice Cunningham, la
alianza militar encabezada por Estados Unidos supuestamente creada para
mantener la seguridad mundial, se ha convertido, abiertamente, en un
elemento beligerante en la guerra de Siria. Y es que el factor
fundamental ha sido la intervención de Rusia que ha cortado los canales
de comunicación que unen a Arabia Saudita-CIA-OTAN-Turquía con las
brigadas terroristas que operan para un cambio de régimen en Siria. El
derribo criminal por parte de Turquía de un bombardero ruso en noviembre
pasado -con la apologética falaz de siempre por parte de Washington y
otros miembros de la OTAN- fue la respuesta inicial, a la desesperada,
al éxito de Rusia de frustrar la guerra encubierta orquestada por
Occidente.
Así que el
imperialismo, visto que Rusia les está ganando holgadamente la partida
siria, busca árnica de cualquier manera posible, en particular, a través
del pufo de unas “negociaciones” en las que, según Cunningham (y que yo
mismo reflejé en la anterior entrada), el
Secretario de Estado norteamericano John Kerry quiere desesperadamente
«conversaciones de paz» en Ginebra porque conoce que la guerra
encubierta ha entrado en una mala racha. Hablar de paz es sólo una
tapadera para la discusión política de cambio de régimen. Pero los rusos
no quieren saber nada de esto. Moscú va a acabar con los mercenarios
respaldados por Occidente y se adhiere al principio de la soberanía de
Siria para planificar el futuro político del país. El Departamento de
Estado de Estados Unidos está en un aprieto ya que ha apostado por un
perdedor, a pesar del impetuoso e irracional Erdogan y los clientes
sauditas de EEUU, que no se dan por vencidos en sus fantasías de cambio
de régimen. Lo de impetuoso e irracional para definir al dictador criminal turco queda demasiado light.
Siria, continua Cunningham, no
está en las garras de una «guerra civil» como han fabricado los medios
de comunicación occidentales. Siria está en el punto de mira de las
potencias extranjeras y su proyecto criminal es el de destruir un país
debido a sus retorcidas ambiciones geopolíticas. Antes de la operación
militar de Rusia, Siria era una paciente
con grilletes a punto de ser amputada, inyectada con todo tipo de
venenos y que estaba siendo violada continuamente, mientras los medios
de comunicación occidentales eran los guardianes que proyectaban toda
esta obscenidad para que el público se mantuviera desinformado. Pero
esta farsa vil ya no se puede ocultar. La OTAN, liderada por
Estados Unidos, con sus aliados árabes, y su guerra terrorista
encubierta contra Siria están ahí para que todos lo vean. Y, en gran medida, Rusia es la que ha expuesto este crimen despreciable.
La verdad no es garantía de paz. Pero para llegar finalmente a la paz al menos tenemos que aprender de la verdad, sentencia Finian Cunningham.
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