La estructura del saqueo.
España es un verdadero lodazal de corrupción, robo, saqueo, estafa. Lo
sabe todo el mundo. Los comentaristas subrayan una y otra vez que la
corrupción ha pasado a ser la segunda preocupación de los españoles,
pueblo acostumbrado a que los gobernantes le roben. El hecho de que
estos, encabezados por un presidente acusado de haber cobrado
sobresueldos de procedencia dudosa, no se den por enterados y no
expliquen nada no quiere decir que la conciencia ciudadana no hierva de
indignación. Si ahora se sabe que la señora Cifuentes, desenvuelta
motera. también tenía relaciones con la trama Púnica a saber de
qué tipo ello puede indignar algo más a la opinión pública pero, desde
luego, nadie que no viva en Babia podrá decir que no se lo esperaba,
tratándose de una gobernante del PP. Forma parte del gran fresco español
de la corrupción más descarada que se ha manifestado durante esta
legislatura. Es una realidad tan fabulosa por lo compleja, abigarrada y
general que resulta difícil de entender a simple vista. Se hace pues
necesaria una pequeña guía que exponga los tres niveles en que se mueve
la gran mole del latrocinio español.
Los gobernantes en todos los órdenes de la administración del Estado y
salvas las consabidas excepciones, han montado una verdadera industria
de saqueo y expolio del erario. Hay cientos, quizá miles de ministros,
presidentes, consejeros, diputados, concejales y cargos públicos,
investigados, imputados, acusados, procesados y hasta condenados. Y muy
pocos, poquísimos, en las cárceles, que siguen llenas de rateros e
inmigrantes porque la clase política cleptocrática no quiere competencia
ni siquiera de baja monta. Para organizar esa actividad industrial,
esos cientos, miles de políticos y cargos se han valido de tramas como
la Gürtel o la Púnica (que también trabajaban al alimón) repletas de
delincuentes empresarios o empresarios delincuentes, dedicados todos a
saquear el país haciendo como que lo gobiernan, con contrataciones
fraudulentas y trucadas, cohechos, sobornos, recalificaciones
delictivas.
La correa que mantiene en funcionamiento esta industria del expolio es
el partido político, el Partido Popular, que no es un verdadero partido
político sino una especie de asociación para medrar. El PP es el que
proporciona los cuadros y mandos que posibilitan la operación de saqueo
porque es el que conecta las tramas delictivas o empresariales con los
órdenes políticos y administrativos en donde se toman las decisiones que
les llenan a todos los bolsillos. Eso es lo que explica que el PP tenga
800.000 afiliados mientras que el PSOE, partido más que centenario,
solo tiene 200.000. Ser del PP es un negocio, casi una lotería y
probable garantía de un puesto para toda la vida. Dentro de la
burocracia del partido (en donde se cobran sueldos y jugosos
sobresueldos) y, con un poco de suerte en la burocracia del Estado, ese
que quieren desmantelar, con el correspondiente enchufe. Para verlo
basta considerar la carrera de casi todos los dirigentes del PP, tengan o
no títulos superiores o incluso aunque no tengan título educativo
alguno: pueden pasar años a sueldo del partido y/o de las
administraciones públicas, sin haber ejercido su profesión jamás (si es
que la tienen) ni trabajado en nada fuera de la política: el mismo
Rajoy, Báñez, Arenas, Ruiz-Gallardón, Aguirre, etc., todos miembros de
la Nomenklatura pepera que, diga lo que diga Aguirre, se parece
más a la práctica soviética que los círculos de podemos. Tod@s llevan
decenas de años de políticos profesionales al servicio del PP con
dineros públicos y tod@s proclamando por orden de los empresarios que
hay que desmantelar lo público. Que los dioses se apiaden de ellos. Ser
del PP es garantizarse el robo permanente, el puesto de por vida, de
esos que quieren negar a todos los demás, siempre por orden de los
empresarios
Esto lleva al tercer nivel, allí donde la ideología y el discurso se
convierten en políticas prácticas. El nivel político por excelencia.
Provisto de equipaje ideológico somero que exponen sus ideólogos con su
habitual primitivismo conceptual (el libre mercado, la desregulación y,
por supuesto, el cuento de que la privatización de lo público redunda en
beneficio general), el gobierno, la banda del partido, que es una
recomposición del Movimiento Nacional, otra organización para robar,
aplica su programa máximo, consistente en enriquecer a los ricos y
empobrecer a los pobres y, en tiempos de crisis, hacer que sean estos
quienes paguen la recuperación de aquellos, incluso quienes les
faciliten una acumulación ampliada de capital. Los 40.000 millones que
ha recortado a las políticas de empleo y atención a los desempleados,
más los 40.000 que ha hurtado del fondo de pensiones (ese que no iban a
tocar porque los pensionistas no pueden defenderse) más lo que han
sisado y sustraído en dependencia, educación, sanidad, atención a la
infancia, defensa de género, dependientes, es con lo que han pagado los
40.000 millones de la banca, los 11.000 millones de la Iglesia, los
4.000 de las autopistas más todos los agujeros de su desastrosa gestión.
Se añade la necesidad de tapar sus casi infinitos pufos bien en
concepto de fondos apropiados, de inversiones fraudulentas o
malversaciones.
Esta claro que esta banda está dispuesta a hacer lo que sea para no perder su situación. Lo que sea.
Comentarios
Publicar un comentario