Las uvas de la ira
Nos habían pintado un futuro de color de rosa, y siendo esto un cuento para mayores, pues no hay rosa sin espinas, muchos crédulos y almas cándidas se lo creyeron tirando por la borda su alma en aras de unas migajas o de esperanza de humo de migajas, que ya es esperar...
Tras setenta años de siesta la clase obrera europea -y sus partidos políticos-ha tenido un amargo despertar a cámara lenta, tan lenta que muchos aún no se han despertado, en forma de pesadilla donde un pasado que se creía muerto y enterrado nos engulle sin prisa y sin pausa arrastrándonos a ese pasado de explotación, miseria generalizada y conflictos sociales.
Una extraña epidemia de ceguera colectiva hace que prácticamente nadie de los que debieran saber lo que ocurre intenten reconducir esta peligrosísima situación del modo menos dañino posible para la sociedad en su conjunto, y en especial para las clases más desfavorecidas. Y sí, escribo 'clases' por la sencilla razón de que, contrariamente a los cantos de sirena del sistema capitalista, siguen existiendo clases con intereses contrapuestos.
Algo ha cambiado: la concentración del poder y de la riqueza en megacorporaciones transnacionales dominadas en primera y última instancia por un más que reducido número de familias que no llega a la veintena y curiosamente usan kippa. Posiblemente este pequeño detalle sea tan solo una simple casualidad...La tendencia del sistema capitalista -como ya previeron Marx y Engels- a la concentración en cada vez menos manos está alcanzando sus últimos objetivos. La automatización, deslocalización de la producción hacia zonas de mano de obra barata, globalización a todos los niveles, saqueo de materias primas hasta el agotamiento, la destrucción y arrasamiento de naciones enteras vía 'terrorismo' teledirigido por USA y sus países satélites, así como el aventurerismo militarista de estos ha provocado y seguirá provocando un auténtico caos mundial que, a modo de caja de Pandora, ha superado la capacidad de estos para tenerlo bajo control.
Los aprendices de brujo han sembrado vientos y, sin duda, recogerán tempestades que no puedo imaginar en su vano intento por cuadrar el círculo. Incremento de la productividad, bajada de salarios, pérdida de libertades, corrupción generalizada, ausencia de valores, inmigración masiva, paro fuera de control y un largo etc. son síntomas de un profundo mal que se llama 'rebote del capitalismo muerto', aunque no enterrado y, por ahora, no veo quien lo haga...MIentras tanto, desesperados, especialmente en 'occidente', intentan quitarse vanamente de encima la enorme sobreproducción de mercancías invendible por asesinato de la demanda mediante la política económica neoliberal con sus burbujas, su banca quebrada y su incapacidad para generar crédito.
Almas de cántaro: ¿quién demonios os va a comprar otra cosa que no sean artículos de primerísima necesidad, tras haber matado a la gallina de los huevos de oro que no es sino el consumo de las masas?
Bien, sigamos produciendo más y más y cobrando menos y menos.
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