Masacre terrorista en Siria
Lo que la supuesta prensa "libre" occidental oculta.
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Estas fotos, difundidas en Internet y en especial en las redes sociales, hablan por sí mismas. Los milicianos alardean de los crímenes cometidos en Adra, que se vienen a sumar al resto de los que han perpetrado en la campaña de terror ejercida contra los sirios desde el inicio de la crisis. “Operación de degollamiento y decapitación de los alauíes”, se escribe bajo una foto que muestra tres cadáveres decapitados y que ha sido difundida en Twitter por el sitio Al Furqan. La foto está igualmente firmada por el así llamado Estado Islámico en Iraq y Siria (EIIS), lo cual es un signo de que esta milicia de Al Qaida participó en el ataque contra la ciudad industrial de Adra, junto con el Frente al Nusra y el llamado Frente Islámico (FI), una coalición de siete grupo wahabíes apoyada y financiada por Arabia Saudí. Todos estos grupos han actuado de forma coordinara en la Provincia de Damasco y concretamente en la región de Qalamún en las últimas semanas. Según el periódico libanés As Safir, ellos son todos aliados bajo el patrocinio saudí. La mayor parte de las fuentes mencionan la cifra de 91 muertos, todos ellos civiles. De ellos, 20 serían sunníes y el resto miembro de las minorías religiosas -cristiana, alauí y drusa-. La mayoría de ellos eran empleados del sector público y trabajadores. Once de ellos fueron degollados. Según el sitio Syria Truth, entre los fallecidos se encuentra el portero de una fábrica, Wahid al Hay Ahmad, de 65 años, así como una niña de diez meses, Rabab al Hay Ali. Un testigo de esta masacre, Mozher Ibrahim, un médico que trabajaba para la Sociedad General de Geología y originario de la Provincia de Tartus, ha publicado su testimonio en el sitio de información “Ayel” (En Breve). “Escuché por la mañana disparos en las proximidades de la panadería y una batalla se produjo entre los asaltantes y los guardias.” Según él, la primera pregunta que hacían los milicianos era la de “quien apoya al régimen y quien trabaja para el Estado”, es decir el sector público. “Ellos cortaron a mano a un cierto número de empleados para impedirles volver a trabajar y decapitaron a otros delante de sus hijos”, señaló. Al cabo de tres días él y otras personas que buscaron refugio en un edificio vecino emprendieron la huida hacia la carretera principal adonde habían llegado unidades del Ejército sirio. En las calles vieron algunos cadáveres decapitados, señaló Ibrahim. http://www.almanar.com.lb/spanish/adetails.php?eid=47969&cid=23&fromval=1&frid=23&seccatid=67&s1=1 |
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