Infanta Cristina

A ver quien tiene huevos de imputar a la niña de sangre verde lagarto en este cortijo donde el capataz manda, legisla y nombra a los jueces -¿alguien sabe algo de un tal Montesquieu?-,  el rey es inimputable,  cosa que votaron sin haberse leído el texto una mayoría de descerebrados españoles entonces y que ahora, casi cuarenta años después, una mayoría de españoles con derecho a voto que calculo entre los 15 y los 20 millones sociológicamente folclóricos de boina enroscada, paletos, pisitófilos, futboladictos y cainitas de izquierda y de derecha que en el summum de la aberración hasta comparten putas, siguen con la misma porquería pseudo democrática, satisfechos de sus pensiones, sueldos por encima de la media, alquileres de pisitos en negro y demás sinvergonzonería local mientras el país, el único país que tenemos, nuestra patria - España, o las Españas, a elegir- se va al garete entre la desidia, la incapacidad y la traición (la alta traición) de los gobernantes y la pasividad ovejuna de un pueblo corrupto, analfabeto y embrutecido.


Por eso la perra de Andrea Fabra, miembra de la mafia de la casta política y económica de su cortijo, alias Comunidad Autónoma Valenciana, entrampada hasta las cejas y más arriba (total paga siempre el populacho) , se permitió aquello tan del estilo caciquil español de: "¡Sí, sí, que se jodan!", refiriéndose al recorte de las ya de por si escasas prestaciones al cada vez mayor ejército industrial de reserva de Europa; una auténtica vergüenza nacional que a la casta política y sindical oficial se la trae sin cuidado.

Dejo aquí este breve escrito, no sin antes plasmar lo que a todas luces no es sino un futuro epitafio que espero no llegar a ver, mayormente por edad-:


LOS PUEBLOS QUE OLVIDAN SU HISTORIA ESTAN CONDENADOS A REPETIRLA.








Técnicos de Hacienda alucinados

Error u horror


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