"Yo soy la cuarta autoridad mas importante de España"


1 Corintios 6:9-10

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 


Saulo, Saulo: ¿por qué los persigues?



http://www.elplural.com/2012/06/14/divar-suma-y-sigue-a-misa-y-a-la-playa-en-coche-oficial/


http://politica.elpais.com/politica/2012/06/11/actualidad/1339445165_028502.html











El ojo que todo lo ve.






Blanco e impoluto...





Segundo por  la derecha.









Impagables fotos ciertamente; impagables.Estúdienlas detenidamente y disfruten...


Españoles:

Tenemos que proteger a las autoridades del Estado-incluídos sus guarda lo que sea-; que cada quisque elija...


No, no y no.Yo soy la primera autoridad del estado.





La permisividad judicial | Edición impresa | EL PAÍS

http://elpais.com/diario/2006/04/18/andalucia/11453125...
EDICIÓN IMPRESA
MARTES, 18 de abril de 2006
La permisividad judicial
JOSÉ MANUEL ATENCIA
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En el año 1992, las arcas del Ayuntamiento de Marbella pagaron una cena con 19 comensales
en un restaurante de Puerto Banús que costó 248.825 pesetas. El menú incluyó un primer
plato con caviar iraní (40.000 pesetas), unas cigalas a la parrilla (65.800) y unas botellas de
vodka ruso (10.200). El anfitrión del festejo fue Jesús Gil, que también pagó el coste del hotel
de cuatro estrellas donde se alojaron los privilegiados comensales. Eran 70 habitaciones
dobles para el "alojamiento de los mismos y sus acompañantes" durante dos días. Los
afortunados invitados por la rumbosa corporación eran un grupo de jueces que participaron en
unas jornadas organizadas por la Asociación Profesional de la Magistratura, la conservadora y
mayoritaria APM. Las crónicas publicadas en su día por este periódico dicen que el
Ayuntamiento que presidía Jesús Gil subvencionó esta reunión con cuatro millones y medio de
las pesetas de entonces, y que incluyó no una, sino varias comidas. Algunas en el hotel El
Fuerte y cuyo factura se elevó a 241.044 pesetas, en concepto de "vinos de mesa" (36.800
pesetas), "vinos almuerzo" (39.200) y un "cóctail" (45.000). Por aquel entonces, Julián Muñoz
era el concejal de Participación Ciudadana y justificó ante la comisión de gobierno el visto
bueno para esta subvención a la APM en "la importancia que supone para el desarrollo de
nuestro proyecto".
Cuatro años después, en 1996, se conocieron estos pagos y el asunto originó una agria
polémica. La APM emitió un comunicado reconociendo la subvención y afirmando que no
habían sido los únicos, también la recibió el grupo iberoamericano de la Unión Internacional
de Magistrados ese mismo año, así como otra asociación de jueces, en 1995, cuyo nombre
eludió mencionar. Para la APM esta clase de patrocinios eran "normales" y "frecuentes", y se
extendían a otras asociaciones de jueces, fiscales, secretarios judiciales, etcétera. Atenciones
que no sólo se daban en Marbella, sino también en otros puntos de España, según relataron.
Uno no hubiera tenido interés alguno en acordarse de estas cosas, si no fuera porque en
medio de esta vorágine informativa en relación a la operación Malaya hace apenas unos días
la APM lamentó en un comunicado las críticas que tachan de permisiva la actuación que tuvo
en su día el poder judicial en Marbella. No se trata aquí desacreditar en su conjunto la
actuación de los jueces, tan siquiera de esta asociación de jueces -afortunadamente muchos
de sus miembros nunca asistieron a estas jornadas, que se repitieron varios años; ni
seguramente los que presiden ahora esta asociación son los mismos que lo hacían hace 15
años-, pero si parece fuera de lugar este excesivo afán corporativo. En Marbella llegó todo el
mundo tarde. También la justicia. Y resulta poca justificación que la APM advertía ahora que
los tribunales actúan"siempre" sujetos al principio de legalidad "y no al de oportunidad".
La crítica periodística si debe atender el principio de la oportunidad y, por ello, entenderá la
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La permisividad judicial | Edición impresa | EL PAÍS
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APM que resultaba poco "oportuno" que mientras algunos jueces en Marbella citaban por la
mañana a Jesús Gil para tomarle declaración -éstos magistrados terminaran abandonando la
ciudad hartos ya de estar hartos-, había otros que por las noches concluían la jornada
comiendo caviar y cigalas a costa de las arcas municipales. Eran los días de Las Noches de
Tal y Tal, ese infame programa que contribuyó a agrandar la figura mediática de Gil, bastante
agrandada ya por un gremio periodístico que estuvo años riéndole las gracias, seguramente
tras degustar con él algún que otro plato de gambas. Las cigalas, debía pensar Gil, eran un
manjar demasiado exquisito para estómagos tan poco ilustrados como los de un periodista.
Hubo honrosas excepciones. Algunos que nunca adularon gracia alguna a este peculiar
alcalde. Escribió en esta misma columna mucho tiempo y ayer se fue para siempre, Félix
Bayón. Afortunadamente, la Federación de Asociaciones de la Prensa de España no ha
emitido un comunicado lamentando las críticas por permisividad informativa en Marbella. Y así
andamos muchos periodistas estos días, tragándonos los sapos por las esquinas. Unos sapos
que, por cierto, están bastante más amargos que las cigalas.
© EDICIONES EL PAÍS, S.L.
23/05/12 13







Un elefante se balanceaba...

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