Europa de noche

Uno de los indicadores del desarrollo económico es, según parece, la contaminación lumínica nocturna que impide ver el cielo estrellado y que se lleva a cabo consumiendo cada vez más energía eléctrica.

En mayo del 2.005 se alcanzó el pico de extracción del petróleo y desde entonces nos encontramos en una meseta de producción con tendencia a decrecer, primero lentamente y después de modo abrupto con lo que la naturaleza nos fijará las normas de lúmenes, candiles, velas, teas o vatios a emplear en breve. Ya se sabe: todo lo que sube, baja y lamentablemente me temo que lo vamos a ver con nuestros propios ojos.

Esto es otro ejemplo más del crecimiento exponencial tan querido por los economistas y políticos de la Tierra plana que choca frontalmente con el principio de Perogrullo que dice: no se puede crecer infinitamente en un planeta finito.

Vean la diferencia entre la luminosidad en el año 1.992 y el 2.010. Impresionante este ejemplo de vampirismo energético.Observen la respiración de la bestia y comprenderán las guerras actuales (y las que vendrán)...


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