Corralito y corralazo



Sin prisa y sin pausa, lentamente como felino acercándose a su presa, la crisis sistémica, esa que hasta hace bien poco todas las supuestas autoridades negaban, se nos está echando encima a modo de inmensa avalancha de mierda en un callejón sin salida.La ceremonia de confusión mediática difunde humo en forma de ensalada de conceptos tales como crisis, recesión, recaída, posible depresión, bla, bla, bla interminable que se resume en una total ignorancia del por qué de la crisis, razón por la que habremos de desempolvar un viejo economista conocido del cual extraigo una cita escrita hacia mediados del siglo XIX  y que habría que grabar a fuego en la puerta de todas las empresas, bolsas, parlamentos, periódicos, sindicatos, partidos, etc. para que la corta memoria humana lea y recuerde cada mañana y en todo momento por qué se producen estas misteriosas crisis cíclica del capitalismo:


"LA RAZON ULTIMA DE TODAS LAS CRISIS REALES SIGUE SIENDO LA POBREZA Y EL CONSUMO RESTRINGIDO DE LAS MASAS"

La cita es de un tal Carlos Marx, y, guste o no guste, es imposible no darle la razón en este punto -con las debidas matizaciones (1)- pues, ¿qué es si no lo que está pasando ante nuestros ojos incrédulos en forma de recortes y ajustes mil? Muy simple: cuando se deslocalizan empresas, bonito eufemismo para decir que cierran empresas en determinado lugar para abrirlo en un país tercermundista donde la tasa de ganancia del capital es mucho mayor, suculento en su jerga, con lo cual  aumenta el paro en los países de origen y, por ende, disminuye el consumo, los estados recaudan menos recursos, cae la inversión, el país se desindustrializa y se dedica al llamado sector servicios, es decir al saqueo de los bolsillos mediante las tonterías de los sms, móviles, tablets, gadgets mil, los seguros, las reformas del pisito y la venta domiciliaria de enciclopedias.

Quien tiene pasta la invierte sea en deuda pública, sea en los cientos de derivados financieros improductivos, pero chupa sangres de países enteros-véase Grecia, Irlanda, Portugal, España ...- y centrándonos en el caso español lo que observamos es que tras el desmantelamiento de la industria nacional gracias al traidorzuelo de Mister X, alias Felipe González Márquez, lacayo de la CIA, nuestro país malvive de las limosnas de Bruselas mientras en paralelo la banca europea con el BCE al frente, cual inmensa garrapata, succiona la sangre del país con el aplauso de la casta política española en una inacabable orgía de prestamos interbancarios del BCE a la banca privada, que a su vez presta a los gobiernos, que a su vez cada día se endeudan más con la banca privada que cada día recauda más del gobierno, gracias a que el BCE no presta directamente a los gobiernos, sino que presta a la banca privada, quien a su vez presta a los gobiernos.Deliciosa merienda de blancos...

La madre que los parió a todos. Con lo fácil que sería que el BCE prestase directamente a los gobiernos a interés casi nulo...

Se impone nacionalizar y socializar la banca. No se puede permitir que una banda de chorizos se adueñen de Europa y del mundo a modo de corral gracias a la técnica de la usura, ni tampoco que mientan descaradamente a la población con la quimera de la futura recuperación económica, pues el mundo está dejando de crecer debido a los costes cada vez más altos de la energía y del resto de "commodities", es decir de casi todo tipo de materias primas que se encuentran en franco declive de extracción y en vías de agotamiento. Entramos de lleno en un periodo que se va a caracterizar por el empobrecimiento masivo de la población vía expropiación de sus bienes inmobiliarios, saqueo de sus salarios cada vez con menor poder adquisitivo debido al aumento de impuestos y al estancamiento y recorte de aquellos con la aquiescencia de los sindicatos, faltaría más y al incremento del coste de la vida. Capitalismo puro y duro. El resto será un repetir de otra manera la Historia...

(1) La matización viene dada por el excesivo optimismo de Marx y Engels en la técnica y el progreso como llave milagrosa, el desconocimiento de la antropología, de la psicología, y de los límites del crecimiento de la economía y de la población en un planeta de recursos limitados.

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