Baltasar Garzón

Esperpéntico. zafio, vergonzoso, trapacero e increíble resulta el mundialmente conocido caso Garzón que deja al descubierto el enquistamiento del fascismo más rancio y casposo en el aparato judicial, y en ridículo a España y a todos sus pobladores.

Se oyen carcajadas de los cuatro puntos cardinales del planeta y no es para menos. La caverna fascista a la que jamás se ha juzgado por sus crímenes y sus complicidades, se permite el lujo de reirse de las leyes internacionales en relación a delitos tan graves como los cometidos durante y después de la rebelión militar y guerra civil,  crímenes contra la humanidad que no prescriben. Ese es el miedo que tienen: que no prescriben y lo saben, como saben que la España actual es una farsa y una burla a la democracia elemental.

Mientras tanto, sin ninguna ayuda oficial, gracias al empeño de personas honestas y comprometidas con la verdad, las cunetas y las fosas comunes siguen mostrando los restos de las víctimas del terror fascista. Aún no se han descubierto ni abierto todas las fosas comunes.

Vergüenza de país...