El holocausto armenio


 Un 16 de Abril de 2011 publiqué la siguiente entrada en este blog: http://corralazo.blogspot.com.es/2011/04/holocausto-armenio.html

Hoy, 13 de Abril de 2015 me veo en la obligación de repetir esa misma entrada añadiendo lo siguiente:

Turquía un estado musulmán vasallo y palanganero de Estados Unidos, miembro de la OTAN, patrocinador del terrorismo islamista en Siria, aliado del estado terrorista israelí y de los folla camellos y rebana cuellos sauditas, anclado en la perpetua esquizofrenia de saberse ajeno a la cultura occidental, no europeo por lengua, religión, costumbres y etnia, plurinacional,  y multiétnico sin querer reconocer estos hechos y aún adormecido por los rancios vahos del imperio otomano, con su frontera sur al rojo vivo y parte del territorio ocupado al pueblo kurdo en efervescencia, no solo se niega a admitir el crimen de genocidio cometido en 1915 contra el cristiano pueblo armenio, sino que ante unas declaraciones al respecto por parte por el Papa, declaraciones más que fundamentadas, se revuelve insolentemente y retira a su embajador ante el Vaticano.

Escribía el gran Quevedo:
 "Pues amarga la verdad,
quiero echarla de la boca;
y si al alma su hiel toca,
esconderla es necedad."


No se pueden esconder a las víctimas debajo de una alfombra o debajo de las piedras pues hasta las alfombras y las piedras gritan sus nombres y su memoria, como tampoco se pueden esconder del juicio de la Historia, juicio que no perdona a nadie, Vaticano incluido. Turquía debe tragarse ese sapo (y otros más) sabiendo que no entrará en este cadáver llamado 'Unión Europea', al igual que ese cenagal nazi llamado UCRONIA, que no Ucrania. Pienso honradamente que ya tenemos bastante mierda nazi fascista con países como Polonia, España, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania y Bulgaria como para ampliar este engendro plurinacional en descomposición.











En Abril de 1.915 este hijo de mil hienas,  un tal Abdulhamid II, de oficio sultán, desencadenó el primer holocausto del siglo con la carnicería de un millón y medio de armenios, hombres mujeres y niños. Muchas de las víctimas perecieron de hambre y sed en el desierto, en especial las mujeres y niños, sometidos a marchas interminables y a torturas y violaciones sin fin. Alemania aliada de Turquía se calló la boca en otro alarde de la hipocresía que rige el mundo de la realpolitik.

Por suerte hoy somos más civilizados y protegemos a la población civil mediante el daño colateral del uranio empobrecido que dejamos en los países bombardeados humanitariamente.













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