Sopa de ajo
No es broma, no. Visto que vienen mal dadas, y peor que van a venir, hay que empezar a prepararse para sobrevivir con menos de lo justo a fin de evitar la muerte por inanición que nos tienen reservada los oligarcas de siempre. Deseando que a éstos les pille una avalancha de mierda en un callejón sin salida, se harten, y les sepa a poco,paso a descubrirles a mis pacientes y sufridos lectores el secreto de la sopa de ajo.
Un plato económico, saludable, fácil y rápido.
Para dos personas recomiendo de seis a ocho dientes de ajo que cortaremos en láminas no muy finas y que pondremos en una olla a fuego lento con dos o tres cucharadas soperas de aceite. Cuando veamos que los ajos empiezan a dorarse hay que reservarlos, y en el mismo aceite sofreir dos o tres cucharadas soperas de tomate triturado con una pizca de azúcar, media cucharada sopera de pimentón (dulce o picante) y una hoja de laurel. Dos o tres minutos a fuego vivo son más que suficientes para añadir ya un litro de agua y los ajos. Un buen hervor y sazonaremos con sal, tras lo que añadiremos diez o doce rebanadas de pan duro, o del día anterior (en caso de ser vegetarianos o islámicos se recomienda incluir unas rodajas de chorizo y jamón a tacos, sofritos previamente con el ajo).
Abrimos un bote de cerveza para prevenir la inevitable deshidratación producida por el calor del fogón, tapamos la olla, bajamos el fuego a medias, batimos un par de huevos (de gallina),destapamos la olla y los añadimos al caldero, removemos, volvemos a tapar, y en cuestión de cinco minutos comprobaremos si somos capaces de comernos la sopa, o nos comemos un bocadillo de mortadela.
Buen provecho en cualquier caso.
Por lo demás el barril Brent no baja de los 90 $, y Rub-al-Kaba está en Afganistán declarando el estado de alarma.
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